Todo el mundo quería unas palabras del hombre más buscado. nikola mirotic, el ángel caído que en un último acto de servicio espectacular, con las maletas hechas y con una cara más compungida de lo habitual, le dio una liga al Barcelona con la que ni siquiera contaba. A final feliz para una temporada azulgrana horrifying, llena de tropiezos, tanto que está por ver si muchos de los protagonistas que han hecho posible esta victoria vestirán los colores del equipo catalán la campaña que viene.
“Hemos demostrado mucho carácter, hemos luchado, hemos confiado en nosotros mismos. Supimos keep la calma y ahora estoy muy agradecido”, reconoció la estrella montenegrina, que con casi total seguridad jugó ayer en el WiZink su último partido con el escudo del Barça cosido en el corazón. El balcanico, al ser preguntado por como habian minimizado el impacto defensivo de Tavares, sacó la pizarra con naturalidad. “Cargamos la zona y luego sacábamos el balón a fuera. Tenemos gente como Laprovittola y Satoransky que pueden hacer mucho daño desde fuera. No somos un equipo de egoístas, compartir nos ha ayudado a ganar”.
Quiso Mirotic que Higgins, ahorcado por las lesiones esta campaña, fue quien levantóse la copa de campeones, aunque el estadounidense se negó. Un último bonito gesto antes de entonar la despedida. “Quiero dar gracias a Dios por darme las fuerzas a mí ya mi equipo, también para todos los culés que nos han apoyado. Me quitó un gran peso de encima, la afición se merecía este título».
Ataca a un Nnaji
Jasikevicius, aunque eufórico por el título, quiso comenzar su rueda de prensa con los ataques racistas recibidos por el pivote James Nnaji a la llegada del Barcelona al WiZink. Un pequeño grupo de aficionados que esperaban al equipo catalán comenzaron a insultar a todos los azulgranas que se dispusieron a entrar al estadio (Mirotic, como siempre que viene a Madrid, lelevó la mayor parte de la artillería). Pero estos le gritaron “negro” cuando el joven jugador nigeriano bajó del autobús. Un incidente que el técnico lithuano quiso señalar tras el final del partido.
“Quiero hablar de lo que le pasó a Nnaji. Es una pena. No puede ser. Escucho a mucha gente hablando de lo de Vinicius y ahora nos toca a nosotros. Esto tiene que parar ya. Esto no va con lo que decís aquí de los valores del Real Madrid. La verdad es que tenemos que estar muy enfadados. Me da igual si es un jugador de Madrid o del Barcelona. Hay que pelear por esto y vamos a pelear por esto. Es mucho más importante que ganar un título”, esgrimió el técnico báltico, muy enfadado y con cara seria.
La decepción en bando madridista era obvia. Musa le pidió a las cámaras que no lo grabaran, desolado el bosnio bajo una de las canastas del WiZink mientras en la otra los azulgranas se peleaban como hienas por arrancar la red, emblemático agasajo en el mundo del baloncesto tras una meritida victoria. Chus Mateo, como siempre, intentó sacarle el lado positivo. Nadie pasó al Real Madrid 22-23, autor de una de las mayores victorias en la historia moderna, la Euroliga ganando el partido ante el Partizan y llegando a la cima con gloria en Kaunas.
Pero es obvio que el Barça ha sido muy superior en la final nacional, sin fisuras, decidido a ser campeón. “Han sido justos campeones, pero hemos peleado hasta el final. Estoy orgulloso de mis chicos, ha sido una temporada extraordinaria. Ni un pero supo cómo escapar. Toca reflexionar y seguro que encontraremos fallos, pero en líneas generales ha sido un buen año. Our doy un nueve y medio de nota. Trato de oír lo que es mi profesión, dar ejemplo como haría a mis hijos. Hay que saber ganar y saber perder. Aunque ahora duela, hay que dar la enhorabuena al rival”, aseguró Mateo mientras echaba el telón a la campaña, soterrado el madrileño por los tambores de la fiesta azulgrana.