El sueño sigue siendo un misterio en muchos aspectos. Representa aproximadamente un tercio de nuestras vidas, pero aún desconocemos gran parte de su funcionamiento, como qué factores hacen que varíe su calidad, o si éste varía en función del entorno o el país donde nos encontremos.
Un estudio científico desarrollado por investigadores de la Universidad Nacional de Singapur (NUS), en colaboración con la empresa finlandesa especializada en tecnología del sueño, Oura Health Oy, ha arrojado algo luz sobre los patrones globales de sueño, llegando, entre otras, a la conclusión de que Asia es el continente donde se duerme peor.
Publicado en la revista Sleep Medicine el pasado agosto, este estudio analizó datos de 50 millones de noches de sueño de 220.000 usuarios en 35 países de todo el mundo. Una novedad metodológica clave fue la utilización de tecnologías avanzadas, como un anillo inteligente que rastrea el sueño y la actividad física, permitiendo recopilar datos a partir de movimientos, frecuencia cardíaca y temperatura corporal de grandes grupos de usuarios durante períodos prolongados.
Los resultados revelaron variaciones notables en los patrones de sueño entre países y continentes. Como se había sugerido en estudios previos, los habitantes de los países asiáticos tienden a tener un sueño de peor calidad y menor duración. En promedio, duermen menos de 6 horas y media al día, aproximadamente 30 minutos menos que la media mundial. En el otro extremo, los ciudadanos de países del norte de Europa como Estonia, Finlandia, Irlanda, los Países Bajos, así como Australia y Nueva Zelanda, disfrutan de un promedio de 7 horas de sueño.
Factores culturales
El estudio también demostró una correlación entre la hora de acostarse y la hora de despertarse. En países asiáticos, la gente tiende a acostarse 35 minutos más tarde que la media global, pero se despiertan a la misma hora que en otros países.
Contrariamente a la creencia común de que la cantidad de sueño se relaciona con su calidad (las personas con menos tiempo para dormir tienden a aprovecharlo al máximo), este estudio sugiere lo contrario. Nuevamente, Asia es un ejemplo, ya que no solo duermen menos y más tarde que en otras partes del mundo, sino que también tienen dificultades para conciliar el sueño y experimentan una calidad de sueño inferior y menos consistente.
También se observó que durante los fines de semana, cuando generalmente se duerme entre 5 y 25 minutos más, los asiáticos no logran recuperar el déficit de sueño de la semana laboral y terminan durmiendo menos que los europeos, por ejemplo.
El Dr. Adrian Willoughby, investigador de la Universidad Nacional de Singapur (NUS), señaló que en Europa los fines de semana se consideran «tiempo para relajarse y socializar con amigos y familiares», mientras que en Asia existe una cultura laboral diferente: «En Asia, la gente aprovecha los fines de semana para ponerse al día con el trabajo, hacer tareas pendientes o atender más responsabilidades familiares».
Los investigadores concluyen que los factores sociales, como el cuidado de los hijos o el tipo de trabajo, desempeñan un papel destacado en la configuración de los patrones de sueño en todo el mundo. Cuanto más se trabaja, menos se duerme. Por ejemplo, en Corea del Sur se trabaja en promedio 36.5 horas a la semana, mientras que en los Países Bajos son solo 27 horas, lo que se traduce en que los primeros duermen 40 minutos menos por noche que los segundos.